Por Monsetrrat García
Quisiera compartirles una experiencia a propósito del pasado Día de la Libertad de Expresión, del supuesto “dinero fácil” en periodismo y de la supuesta “violencia con la contratación de publicidad” a medios de comunicación; aclaro que voy a hablar desde mi experiencia y trataré de ser clara y respetuosa.
Muy pocos saben que hace 14 años iniciamos con el periódico y blog El Pensador Queretano, mi meta era crear un medio de comunicación que no dependiera del dinero público, pero fue una verdadera friega, más para nosotros que no somos tan buenos vendedores, caminé mucho y toqué muchas puertas para ofrecer publicidad, sólo logramos el apoyo de algunas fuentes que ya conocíamos y que sentían el compromiso de ser recíprocas y compraron dentro de sus posibilidades, así que sólo logramos tres impresos, el costo era alto, los impuestos y los gastos de operación nos superaron, así que decidimos no seguir, porque necesitábamos comer y el problema es que somos de buen diente.
El año pasado (el 8 de junio cumplimos un año) decidimos retomar este proyecto, ahora con la página web Pensador Queretano, algunos nos han apoyado mucho, principalmente Lalo Trejo, a quien agradecemos muchísimo, así como las palabras de ánimo y consejos que nos han dado la mayoría de amigos.
Pero bueno, el punto es que en nuestro caso, nunca hemos conocido el “dinero fácil” en periodismo, no digo que no lo haya, pero aún no nos toca y después de tantos años de trabajo duro, no creo que nos toque, en todo caso lo cosecharemos.
También es importante decir que la contratación de publicidad con dinero público no significa violentar a un medio de comunicación, pues igualmente son empresas y como tal, tienen derecho a obtener ingresos públicos o privados, pues pagan impuestos y estos ingresos permiten seguir informando del acontecer diario, no sólo de la nota gubernamental, en nuestro caso también nos ayuda a publicar denuncia ciudadana, ayudar a pequeños negocios a publicitar sus servicios o productos, ayudar a emprendedores como nosotros, además de publicar talentos deportivos, la labor altruista de asociaciones civiles, colaborar con la búsqueda de personas extraviadas, difundir información sobre instituciones como la UAQ y otras universidades públicas, etc., ninguna de éstas paga por publicar, por lo menos no nos ha pasado.
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Entonces regreso al punto, el dinero público en cualquier empresa no es malo y, en el caso de los medios de comunicación, es una forma de garantizar, con nuestros impuestos, el derecho a la información. La dignidad o ética periodística no está en la contratación de publicidad, sino en la forma como el o la periodista ejerce.
Considero que la violencia ocurre cuando el ente público contrata publicidad y quiere controlar la línea editorial; además, es reprobable la existencia de contratos millonarios que implican el llamado “moche”.
No obstante, mientras sigamos perpetuando la idea que las empresas de medios de comunicación no deben recibir dinero público, seguiremos con la mentalidad del tal “Alito”, “A los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”.
