Por Alison García
Psicóloga
Siete letras que hacen falta en el mundo, e-m-p-a-t-i-a. Hasta el día de hoy, necesitamos en gran medida la palabra, pero nos da vergüenza no darnos cuenta que si la necesitamos es porque nos hace falta. La empatía es importante para nuestra sociedad porque pensamos en ella como una herramienta que puede unir a las personas en armonía; pero sin ella, no podemos evitar las comparaciones significativas, porque, aunque tengamos razón en esto, no asumimos la responsabilidad y es absurdo que debamos exigir esta dinámica. Si bien es cierto que muchas veces pedimos cosas en las que nosotros mismos no hemos invertido y mirado un poco hacia atrás, preguntándonos, ¿he dado empatía a los demás?, que claro, aquí estaría la clave de ahora tan gran impaciencia de no tenerla.
Freud definió la empatía como “la vía que lleva a la comprensión de otra vida psíquica”. Somos capaces de reconocer atributos y errores de otros ¿Por qué no damos un paso atrás y nos cuestionamos lo que estamos dando a otros? “Uno no da lo que no es”, una palabra que obstruye muchas variantes al tema, ¿por qué tendría que dar de más a alguien que me trata mal, por qué tengo que dar de menos a alguien que me apoya? No, las personas no damos lo que somos, damos lo que en manos podemos manejar, que es cierto que muchas veces no nos damos cuenta de la posición que hay que otorgar a cada persona, por dar por sentado que todos estarán ahí. Las personas se cansan, se cansan de no recibir lo que ellos dan, porque, sin entrar en controversia, hay una cierta cantidad de mentira en “yo no espero nada”, claro que esperamos algo de todos somos un constructo que trabaja de esta forma, damos esperando algún día ser recompensados de cualquier forma. “que Dios te lo pague”, “te mereces el cielo”. ¿Por qué es tan difícil detenerse un poco a enfriar los pensamientos? y entender que, si razonamos, podemos dar la reciprocidad que se necesita hacia otros y notar que el no ser empático con alguien que te está exigiendo a gritos empatía es simplemente un impulso arraigado de no saber gestionar las emociones.
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La empatía es “la capacidad de ponerse en los zapatos de otro” dijo Piaget, frase con gran valor; no es complicado ponerse en el lugar de otro para saber que podemos herir emocionalmente con actos, palabras e incluso a falta de estos; sería muy grato quitarnos la venda de los ojos y pensar antes de hablar, de actuar y de ignorar lo que está pasando a mi alrededor. ¡Detente! Analiza la situación en la que te encuentras, “Sé que lo que hice o dije te hará daño, así que mejor no lo hago, ni lo digo”, es suficiente para darte cuenta que sacrificar tus límites no siempre proviene de cosas negativas, simplemente es poner en marcha todos los valores morales que se nos han inculcado. Para poder ponernos en los zapatos de otros es más que necesario encontrar la clave de lo que estructura la empatía.
Soy empático y soy merecedor de que lo sean conmigo…
