Por Alison García
Psicóloga Clínica
La búsqueda de la paz es una aspiración innata en la experiencia humana, impulsada por diversos factores psicológicos y emocionales. En la naturaleza humana, la paz se percibe como un estado deseado y armonioso, y varias razones respaldan esta tendencia: la paz no florecerá donde nuestras raíces no deberían haberse hundido. Descubrimos la serenidad al establecernos en terrenos que resuenan con nuestras auténticas pasiones y propósitos, pues es allí donde permitimos que la calma florezca.
La búsqueda de la paz se entrelaza con las elecciones fundamentales que realizamos en la vida. La afirmación de que “El Universo nunca te dará paz en algo en lo que nunca debiste establecerte” revela una verdad profunda sobre la conexión entre nuestra serenidad interna y la alineación con nuestro verdadero propósito de vida.
La vida, se puede percibir como un viaje interminable a través de que todo cambia, todo evoluciona y al mismo tiempo cada uno lo hacemos con ello, así que a su vez nos presenta innumerables oportunidades para establecernos en diversos aspectos: relaciones, carreras, pasiones y objetivos. Sin embargo, aunque existe una armonía particular en todo esto, una paz específica pudiéramos decir que nos reserva, y que esta paz se encuentra intrínsecamente vinculada a nuestras elecciones fundamentales.
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Establecerse en algo implica una inversión de tiempo, energía y, así como de nuestra esencia misma. Cuando elegimos un camino que no resuena con nuestra autenticidad, corremos el riesgo de alienarnos de esa paz. El universo, como un espejo de nuestras elecciones, refleja de vuelta la disarmonía cuando nos aferramos a algo que no está alineado con nuestro verdadero ser.
La búsqueda de la paz, entonces, se convierte en un viaje de autodescubrimiento y alineación con nuestras metas más anheladas. Encontrar la calma requiere introspección, la disposición de ajustar nuestro rumbo y la valentía de soltar lo que no nos sirve y no aporta. Es un proceso de sincronización con nosotros mismos y el cambio a nuestro alrededor que resuenan con nuestra autenticidad.
La paradoja yace en que, a veces, el universo nos guía indirectamente al revelarnos las señales de que estamos fuera de curso. Los desafíos, la inquietud y la falta de armonía pueden ser para redirigirnos hacia nuestro camino auténtico. La paz, entonces, no es simplemente la ausencia de conflictos, sino el resultado de vivir en coherencia con nuestro propósito más elevado.
Así desde todo lo anhelado podemos decir que es nos insta a reflexionar sobre nuestras elecciones y a buscar la alineación con nuestro verdadero ser. La paz cósmica es un regalo que se despliega cuando nos aventuramos por senderos que resuenan con nuestra esencia más profunda, recordándonos que la autenticidad es la brújula que guía nuestro viaje en este vasto universo, para la salud mental. Las personas tienden a buscar la tranquilidad para reducir el estrés, la ansiedad y otros problemas psicológicos, y así en entornos pacíficos, es más probable que florezca la salud mental.
