Por Alison García
Psicóloga Clínica
No nos damos cuenta de la importancia de los colores en nuestro día a día, ni de sus variantes, tonalidades o de su origen. Por ahí leí que Pablo Picasso vivió un periodo azul en su vida, ya que se encontraba en duelo en ese momento, en el cual este sentimiento se reflejo en sus obras, y es curioso que el sentirse azul, se sienta como habitar la tristeza, no encontrar las ganas y al pensar en ello no puedo evitar asociar este color con la depresión. Y si bien todos los colores nos ayudan desde la perspectiva de la psicología del color, se exploran las respuestas emocionales y psicológicas que los colores pueden evocar en las personas.
Estas dichas asociaciones pueden variar de manera individual, hay algunas tendencias generales basadas en estudios y observaciones. Pues estas asociaciones no son absolutas y pueden variar según experiencias individuales y contextos culturales. Además, la saturación y tonalidad de un color específico pueden influir en la intensidad de la respuesta emocional. La psicología del color se utiliza en diseño, marketing y entornos terapéuticos para aprovechar estas respuestas emocionales y mejorar la experiencia humana.
Desde una perspectiva emocional, los colores pueden ser poderosos catalizadores de sentimientos. El rojo, asociado a menudo con la pasión y la urgencia, puede despertar emociones intensas. En contraste, el azul tiende a transmitir calma y serenidad, generando una respuesta emocional más tranquila. Los tonos cálidos como el amarillo pueden evocar alegría y energía, mientras que los colores más oscuros como el negro pueden expresar solemnidad o misterio. En última instancia, la paleta de colores puede influir sutil pero significativamente en nuestro estado de ánimo y percepción emocional del entorno.
Sugerimos: Las emociones tienen un propósito
Las asociaciones entre colores y emociones a menudo se basan en una combinación de factores culturales, biológicos y psicológicos. Algunas de estas asociaciones son resultado de experiencias compartidas a lo largo del tiempo, mientras que otras pueden tener raíces en la biología humana.
En conjunto, estos factores forman un complejo entramado que moldea nuestras percepciones emocionales de los colores. Es importante reconocer que estas asociaciones no son universales y pueden variar significativamente entre individuos y culturas.
Carl Jung, en su libro Simbología del Espíritu, establece que “los humanos tenemos una relación especial con los colores, dado que todos tenemos una respuesta corporal y universal al estímulo de los colores ” y agrega que los colores son “la lengua madre del subconsciente”.
No hay emociones buenas o malas sentimos unas u otras dependiendo de nuestras vivencias y de nuestro mundo interior. Identificarlas, aceptarlas y expresarlas hace que nos podamos sentir mejor y mas libres. Y siempre recordar que estas no justifican conductas porque cuando estas no se expresan el cuerpo habla, pues no se trata de sacra el sentimiento de la mente, ni de esconderlo en ella, sino de experimentarlo con aceptación.
“La actitud es el pincel con el que la mente colorea nuestra vida y nosotros elegimos los colores”