Por Alison García
Psicóloga Clínica
*Cada día nos ofrece una nueva oportunidad para escribir nuestra historia. No hay vuelta atrás, pero siempre hay un camino por delante
Al pensar en esta frase solo puedo recordar a papá en casa repitiéndola en varias ocasiones, tan bastas que mucho tiempo eran replicadas por mí y mi hermano, ahora a una edad adulta puedo decir que no suelo repetirla mucho, sin embargo, el sentido que infiere la razón del porqué de ese “él hubiera no existe” está inmerso en mí, pues aunque siento que muchas veces el hubiera está lleno de arrepentimiento y alguna que otra vez de culpa, claro que éste no es presente porque si existiese ahora podríamos simplemente retroceder el tiempo y cambiar muchas de lo que hicimos y si fuera así de simple como suena no creo que estaríamos llenos de experiencias y aprendizaje.
“El hubiera no existe” es una expresión que subraya la idea de que lamentarse por decisiones pasadas o pensar en lo que podría haber sido no cambia el presente ni el futuro. Este dicho enfatiza la importancia de aceptar las decisiones y eventos del pasado y enfocarse en lo que se puede hacer ahora para influir en el futuro. En otras palabras, vivir en el “hubiera” es inútil, y es más productivo centrarse en las acciones actuales y futuras.
En este teatro que es la vida, cada uno de nosotros es un actor, improvisando en el escenario del presente. El pasado es el guion ya representado, que no se puede modificar y es eterno, y el futuro es la página en blanco que espera ser escrita. En este contexto, el “hubiera” no tiene un espacio, pues no puede cambiar el curso de los acontecimientos ya vividos.
Imaginemos por un momento que el “hubiera” sí existiera. Nos veríamos atrapados en un laberinto sin salidas simples, una maraña de caminos posibles que nunca se materializaron. Cada desvío, cada mal paso del pasado, se convertiría en una fuente de inquietud, un recordatorio constante de oportunidades perdidas y decisiones no tomadas. Pero, ¿de qué serviría este ejercicio de nostalgia? ¿Acaso nos permitiría vivir de nuevo, corregir errores o evitar caídas?
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El “hubiera” es una sombra que ciega y que nos aleja de la esencia de la vida que es el ahora. Nos distrae de las posibilidades del presente y nos roba la energía necesaria para construir un futuro pleno. Aceptar que “él hubiera no existe” es un acto de liberación, una invitación a abrazar nuestras experiencias con gratitud, a aprender de ellas y a seguir adelante con determinación.
Cada día nos ofrece una nueva oportunidad para escribir nuestra historia. No hay vuelta atrás, pero siempre hay un camino por delante, lleno de promesas y desafíos. Es en el presente donde se forja el destino, donde nuestras acciones cobran vida y donde nuestras decisiones pueden transformar nuestra realidad.
Así, dejemos de lado los lamentos y las hipótesis. Aceptemos el pasado con serenidad, y con valentía, enfrentemos el ahora. Y recordemos siempre: el “hubiera” no existe, pero el aquí y el ahora están llenos de infinitas posibilidades.
“La suerte solo encuentra a los que están constantemente tocando puertas, a los que no rinden y a los que no pasan su vida hablando de los hubieras”.