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Aferrarse a la idea de alguien

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Por Alison García

Psicóloga Clínica

*Cuando idealizamos una idea o a la persona detrás de ella, corremos el riesgo de perder nuestra propia voz

Aferrarse a la idea de alguien es como crear el escenario más ficticio que podemos elaborar, entonces el telón se cae la venda en los ojos se va y nos permite ver o por lo menos aceptar lo que ya sabíamos, pero no queríamos aceptar, creo que lo crítico dentro de esto es que no logramos aceptar la realidad, una realidad que si bien pude ser dura ahí está, pero la tapamos con la moción de que las cosas se pueden colocar a nuestra conveniencia. Es permitir que los sueños y visiones de otra persona se entrelacen con los nuestros, creando un tapiz de esperanza y posibilidad. Cuando nos inspiramos en las ideas de alguien, encontramos un faro que nos guía en la penumbra, un rayo de luz que ilumina nuestro camino. Sin embargo, en esto no es compartido, no debemos olvidar nuestras propias huellas en la arena. Porque, aunque las ideas de otros puedan ser la chispa que enciende nuestra llama, es nuestro propio fuego el que debe arder con fuerza.

Las ideas poderosas tienen la capacidad de transformar nuestra percepción del mundo. Nos ofrecen nuevas formas de entender nuestra realidad y nos brindan caminos que quizás no habríamos considerado por nosotros mismos. Nos inspiran, nos motivan y nos proporcionan un sentido de propósito. Aferrarse a una idea ajena puede, en un primer momento, sentir como una revelación, puede esclarecernos mientras estamos en medio de la confusión. Nos equivocamos esperando que todo fluya en pro de un acomodo de situaciones, creencias y acciones influyentes de un escenario hipotético y quizá sin sentido, mismo que nosotros creamos para sentirnos cómodos.

Pero al mismo tiempo, existe el peligro de la idealización. Cuando idealizamos una idea o a la persona detrás de ella, corremos el riesgo de perder nuestra propia voz. La idealización nos puede cegar ante las imperfecciones y limitaciones inherentes a cualquier ser humano o concepto.

Sugerencia: El hubiera no existe

Empezamos a depender emocionalmente de esa idea, creyendo que es la única verdad posible y la mente juega en contra posicionamos ideas que no están en la mesa, y la confusión tan impulsiva se apodera de pronto este proceso puede limitar nuestra capacidad de crítica y nos puede hacer resistentes al cambio y a la evolución personal.

Debemos recordar que cada uno de nosotros tiene la libertad y no podemos culpar al otro por no cumplir con las expectativas que sin bien uno las impuso. No es esperanza la que abraza a las pequeñas acciones, es como nos compramos nosotros mismos las ideas erróneas de lo que son otros, no podemos obligar a que las cumplan y nosotros debemos empezar a soltar lo que queremos que ellos sean, pues la escena de felices para siempre se acaba y con ella se van nuestras fuerzas de seguir con esa persona.

Las ideas de otros pueden ser guías valiosas, pero la dirección final siempre debe ser la nuestra.Dejemos que las ideas de aquellos que admiramos nos impulsen a volar alto, pero siempre recordando que nuestras alas están hechas de nuestros propios sueños y esfuerzos.

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