Por Alison García
Psicóloga Clínica
*Es importante que como sociedad seamos más amables ante las pedidas de auxilio que no siempre están a la vista
Creo que ha sido muy difícil el entender el mundo de otros o al menos haberlo intentado, y es muy triste ver ir a las personas que amamos, sé que todos hemos vivido esto y si el cielo hablara espero que tenga las respuestas de todas y cada una de las dudas que se quedaron cuando aquellos se fueron. Como psicóloga siento que en situaciones de pérdidas personales hay mucho en lo que pensamos y se los juro que no sé si soy yo o alguien más lo comparte, pero la catástrofe no nos lleva a querer conciliar en tales dichos eventos.
Sé que la vida es muy pasajera, y muchas veces no es muy justa, pero sin duda espero que haya sido lo suficiente para si quiera haberla disfrutado un segundo, en minuto o en tan solo un respiro. ¿Y a nosotros qué nos queda? Los recuerdos o al menos eso espero, me gustaría decir que esto es sencillo, me gustaría que esto no se sienta tan doloroso, la vida nos arrebata muchas cosas y nos obliga a seguir afrontándola, y a eso yo le llamo la brecha entre caer o esquivar los baches.
Nos posicionamos en intentar complacer a quienes ni si quiera se molestaron en saber que monstros nos atormentan, Lacan dijo “hablar mata la cosa” claro, pero ¿Qué pasa cuando no somos escuchados? ¿Qué pasa cuando tratamos de decir que estamos cansados de estar aquí?
Sugerencia: Soy lo que sobrevive de mí
Hablar mata la cosa, sí, pero hay quienes no quieren hablar, hay quienes no quieren ser escuchados, o cuando lo intentaron los oyentes solo se taparon los oídos, no quiero decir que el resto tiene una responsabilidad de nuestras emociones y de cómo hacemos uso de ellas, simplemente espero que como sociedad seamos más amables ante las pedidas de auxilio que no siempre están a la vista, hay gente que grita ¡auxilio! A simple vista y otra que necesita quitarse máscaras, soltar armaduras y poder ceder a ser ayudados. No es simple, estamos creciendo a través de nuestro dolor y a pesar de ello, todo lo que nos rodea es totalmente efímero y no terminamos de estar listos para esto, no despertaremos un día y todo habrá dejado de doler, ojalá que fuera tan simple como saber cuándo es el último abrazo de alguien y así podernos decir adiós soltando el rencor y la frustración.
Los únicos responsables de volver a estar bien somos nosotros mismos, no podemos culpar a los demás, pero si podemos elegir nuestro círculo de apoyo, y no permitirnos ser aprensivos con nada ni con nadie, el corazón se llena de lo que permitimos que nos enriquezca la vida.
Espero llegue hasta el cielo: no sé cómo la vida los trató cuando eran más que tangibles, pero lo que sí sé es que no dejaron más que enseñanzas, amor y recuerdos. Desearía que hubieran tenido todo en esta vida, amor hasta reventar, alegría hasta que no pudieran más, y abrazos llenos de muchísimo confort, porque sé que quizá lo necesitaron, y espero que al menos una vez todo esto lo hayan recibido con mucha empatía.
Llevo unos pedacitos de cielo en mi corazón.
