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No estar emocionalmente disponible

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Por Alison García
Psicóloga clínica

Durante nuestra vida nos encontramos con personas que parecen estar cerca físicamente o digamos visualmente presentes, pero emocionalmente son inalcanzables o los creemos así. Hablamos con ellas, compartimos momentos, pero hay algo que no termina de encajar: una barrera invisible que se creó por que impide que la conexión sea tan a fondo se surjan todas esas cosas de las que buscamos estar lo más lejos posible. Están ahí, pero al mismo tiempo, no lo están ya que se encuentran en el inconsciente y si no estamos listos emocionalmente para acceder a eso no está fácil tener presentes el por qué de esta incertidumbre.

No estar emocionalmente disponible no significa necesariamente ser una persona fría o indiferente. Muchas veces, es el resultado de heridas no sanadas, miedos arraigados o simplemente una etapa de la vida en la que abrirse emocionalmente resulta abrumador. Es como construir una fortaleza en la que solo uno mismo puede habitar, protegiéndose del dolor, pero también impidiendo la entrada del amor y la cercanía genuina.

Las razones por las que alguien puede no estar emocionalmente disponible son muchas y varían. Tal vez, en algún momento, confiamos y fuimos heridos, lo que nos enseñó que quizá abrirnos emocionalmente nos cree esa sensación de peligro. O quizá aprendimos que desde niños que las emociones eran algo que debía ocultarse, que mostrar vulnerabilidad era una señal de debilidad. También puede ser que estemos lidiando con nuestro propio caos interno o simplemente no tenga la energía para sostener la carga emocional de otra persona.

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Pero este cambio no ocurre de la noche a la mañana ni puede ser forzado por alguien más. Requiere un proceso interno y personal, es una decisión personal de enfrentar los propios miedos, sanar las heridas del pasado y permitirse sentir sin reservas.

Sea cual sea la causa, la consecuencia tiende a ser la misma relación superficiales, vínculos frágiles y una sensación constante de que algo falta, de que hay un vacío imposible de llenar. Y lo más irónico es que, muchas veces, la persona que no está emocionalmente disponible ni siquiera es completamente consciente de ello. Solo sabe que algo en su interior le impide entregarse por completo y dejar de lado esos miedos que le llevaron a crear estos muros consigo y con otros ya que para permitir que otros accedan a esto primero debemos reconocer que hay cosas de las que evitamos hablar, solo que hay que ser muy fuertes y resilientes para aceptar la razón o la raíz de esto.

No estar emocionalmente disponible es un estado que muchos experimentan en algún momento de la vida, ya sea por decisión consciente o como un mecanismo de defensa inconsciente. Sin embargo, vivir detrás de un muro emocional no nos protege realmente, sino que nos aísla. La verdadera fortaleza no está en cerrarse al mundo, sino en aprender a abrirse, incluso cuando existe el riesgo de salir herido. Porque solo al permitirnos sentir plenamente, podemos experimentar relacionarnos con otros amorosamente.

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