Por Alison García
Psicóloga Clínica
Cuántas veces nos han dicho que debemos otorgar el beneficio de la duda a otros que no conocemos, pero ha sido tema en común en otros grupos sociales. “conócelo” lo he escuchado bastante ¿pero en qué cantidad, la gente realmente cambia?, o se debería agradecer que hasta el mínimo cambio o el distinto escenario que está viviendo ahora contigo? ¿O solo nos estamos condenando a que sea como nos “advirtieron” que sería?
Sin conocer su historia, sin haber cruzado una sola palabra, nos formamos una idea basada en relatos ajenos. Pero, ¿Cuánto de lo que escuchamos es verdad? ¿Cuánto es exageración o simple percepción subjetiva?
Creo que a veces nos sostenemos de toda esperanza de cambio, de un gramo de cordialidad y consideración de hacerlo diferente, de cambiar esos patrones; deseando que otros pudieran pensar los mismo, ¿o será que realmente la reputación si nos precede? ¿Deberíamos pensar mejor la imagen que damos de nosotros a los demás?
Sugerimos: No estar emocionalmente disponible
Si somos los que creamos nuestra propia historia por qué muchas veces se mal interpreta o no nos damos cuenta de cómo hacemos pasarla a las personas que se anexan a ella, quizá sea importante dar un paso a tras y ser mas observadores para identificar que no esta encajando en la idea estructurada de nosotros mismos y que no estamos externalizando de manera correcta a los demás.
Eso no significa ignorar las señales de advertencia. La prudencia es importante, pero también lo es la justicia. A veces, quien tiene mala fama es simplemente alguien que ha sido malentendido, o que ha tenido momentos difíciles y merece una segunda oportunidad. Otras veces, esa reputación es un reflejo de acciones reales que no podemos ignorar.
Un miedo que creo que adquirí con malas experiencias es estar en boca de otros por mis acciones o por la idea de mí que tiene otra persona, pero es que también es imposible evitar que se creen una idea equivocada de nosotros, y ojalá fuera tan imposible que eso pasara, ¿pero será que nos corresponde a nosotros aclarar esa parte?
Sin embargo, siempre la mejor manera de conocer a alguien es a través de la propia experiencia, no de los susurros de terceros. Escuchar, observar y decidir con criterio propio es un acto de respeto, no solo hacia el otro, sino también hacia nuestra propia capacidad de discernir. Al final, lo que realmente importa no es lo que dicen de alguien, sino lo que descubrimos por nosotros mismos.
Dirían por ahí no pongas todos los huevos en una sola canasta, a veces estas ideas a voces pueden ser o no ciertas y si te toca pasarla mal por arriesgarte no te arrepientas no solo fue un mal rato si no una oportunidad de aprender y adquirir experiencia, las personas tenemos diversas heridas, pero si tu estas tomando atención en tu bienestar mental, es importante que dejes que el resto también lleve su proceso no todos tenemos ese acceso de cuidado emocional.