- Advertisement -spot_img
- Advertisement -
- Advertisement -spot_imgspot_img
HomeEmocionesCada vez que aguantas faltas de respeto, te alejas de ti
- Advertisement -spot_img

Cada vez que aguantas faltas de respeto, te alejas de ti

- Advertisement -

Por Alison García
Psicóloga Clínica

Hay momentos en la vida en los que, por miedo a perder, por no querer confrontar o por simple agotamiento, decidimos callar. Tragamos palabras, justificamos conductas ajenas, minimizamos heridas. Y así, poco a poco, vamos permitiendo faltas de respeto a uno mismo, así como comentarios hirientes, desprecios sutiles, límites cruzados. A veces vienen de personas cercanas; otras, del entorno laboral o incluso de nosotros mismos. Pero lo cierto es que cada vez que dejamos pasar una falta de respeto sin alzar la voz o sin alejarnos, estamos pagando un precio. Y ese precio no es nuestra única conexión con quienes somos.

Respetarse a uno mismo no es egoísmo, es dignidad. Es decir “Yo valgo. Yo merezco ser tratado con consideración, con cuidado, con empatía”. Cuando permitimos que otros nos hablen mal, nos humillen, nos ignoren o nos hagan sentir menos, enviamos un mensaje silencioso que hace entender que afirmamos como debemos ser tratados y que eso es lo que merecemos. Aunque no lo digamos en voz alta, aunque sepamos racionalmente que no es así, nuestro corazón lo recibe como una verdad.

El alejamiento de uno mismo no ocurre de golpe. Es un proceso lento, casi imperceptible. Comienza con pequeñas renuncias como a tu opinión, a tus emociones, a tu intuición. Cedes por “evitar problemas”, por “mantener la paz”, por “no ser exagerado”. Y cada vez que permites, cada vez que te quedas callado, te vas desdibujando. Vas dejando de ser tú para encajar en lugares que no te sostienen, para mantener vínculos que no te nutren, para conservar una estabilidad que no es real, pero te aferras a eso por miedo.

Sugerimos: ¿Por qué siento que el tiempo se me escapa?

Pero hay algo significativo y poderoso en aprender a decir “esto no lo acepto”. En poner límites, aunque te pueda llegar a tiembla la voz. En marcharse, aunque duela. Recuperarte a ti mismo implica valentía, implica revisar dónde te has perdido, en qué momento empezaste a poner a los demás por encima de ti. Implica mirar con honestidad las veces que te fallaste para que otros no se sintieran incómodos a pesar de tu propio bienestar en todo sentido.

Tomar iniciativa y hablar de amor propio. Es decir “Me elijo, incluso si eso significa incomodar a otros. Me respeto, incluso si eso implica alejarme de otros. Me escucho, incluso si mi entorno no lo hace.” Y solo así, aunque solitario al principio, te va trayendo de regreso todo lo que uno merece. A tu voz. A tu esencia. A tu fuerza.

Porque no hay nada más sano que habitarte con autenticidad y con respeto. Y para lograrlo, a veces hace falta dejar de aguantar lo que nunca debiste tolerar identificando que limites son necesarios para no seguir aceptando cualquier trato injusto o que te degrade como persona tanto físico como emocional.

Eres más de lo que te han hecho sentir, y eso a veces nos cuesta aceptarlo porque nos hemos comprado ideas erróneas de nosotros mismos y la realidad es que seguimos construyéndonos todos los días.

- Advertisement -
- Advertisement -
Redes sociales
27,750FansLike
Lo más leído
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img
- Advertisement -
- Advertisement -
Notas relacionadas
- Advertisement -
- Advertisement -