Por Alison García
Psicóloga Clínica
A que te la compro, a que te compro que soy malo, a que te compro que yo tengo la culpa, a que te compro que tú eres la víctima. Estamos constantemente comprando las opiniones de otras personas que están más dispuestas a juzgar que a aportar. Las personas comunican y lo hacen a cada segundo desde lo verbal, escrito y virtual. La comunicación es una herramienta muy necesaria para todo, aquí lo importante es: ¿somos conscientes de lo que estamos comunicando? la mayoría de la comunicación es para un propósito específico, por otro lado, si no se maneja adecuadamente, la comunicación puede perturbar la mente y destruir amistades, relaciones amorosas y laborales, por lo que es muy importante pensar antes de hablar.
Aceptamos lo que sale de la boca de otras personas, ya sea por conveniencia propia o ajena, porque nos conviene más seguir las líneas que han trazado con palabras, pero, ¿cuántas veces no has interactuado con alguien porque alguien te dijo algo negativo sobre esa persona? No, no soy lo que esperan que sea; no, no soy lo que los demás dicen de mí; no, no dejaré que malinterpreten lo que quiero o lo que soy. Soy mis vivencias, soy mi familia, soy lo que decido aceptar para mí y mi vida. Muchas veces no entendemos el trasfondo de la persona detrás de la sonrisa o la imagen, tratamos de montar tantas olas y a la par seguir adelante a pesar de que solo resuena en nuestra mente porque no valoramos la palabra en nosotros mismos y significado para otras personas.
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A veces tomamos lo que nos dicen una y otra vez y es fácil empezar a interiorizarlo; porque así confirmamos lo que nos da miedo y lo que nos avergüenza y que, inconscientemente, suprimimos de lo cotidiano. Pero la solución ideal aquí es, primero rechazar los conceptos erróneos que otros nos imponen. No eres lo que la gente espera que seas, sino lo que haces todos los días, eres la tormenta que te persigue, eres el monstruo que temes, eres la sonrisa y la alegría que puedes traer. Presentar la mejor versión de ti mismo al mundo no significa ocultar tu yo “malo” y elegir ser quién eres sin preocuparte por lo que dirán los demás. Las personas externas siempre piensan que tienen derecho a expresar su opinión sobre los demás, porque es más fácil y agradable que reconocer su bondad interior, desafortunadamente, en una comunicación tan interactiva, todos estamos sujetos a las acciones de otras personas, incluso si tus acciones son correctas o incorrectas e inesperadas. La aceptación viene de tomar una decisión que implica saber quiénes somos, no ser lo que los demás quieren que seas o lo que dicen de ti, porque los comentarios cambiarán a medida que veas tu progreso, algunos seguirán siendo positivos y otros no tanto, pero nuestra propia fuerza y conciencia de lo únicos que somos es la clave para no dejar que todo se desmorone.
Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance de por vida. (Oscar Wilde)
