Por Alison García
Psicóloga
Con esta pregunta entramos en un debate general a lo largo de los años, desde el amor nacido del servicio a los demás, hasta el amor ahora idealizado. Espero que ambos puntos sean sustraídos de fragmentos de la realidad porque el principal deseo de continuar usando esta peligrosa arma contra nuestros capullos emocionales es un sentido de complementariedad mutua. También vale la pena señalar que las diferentes formas de amor y su lenguaje ayudan a que siga siendo un tema sensacional en cualquier sociedad porque el amor no conoce género o color de piel. El amor debe ser tomado por lo que es, puro; que se da sin rebuscar un resultado del otro, sin más entender que el dar y el recibir se vuelca a un sentimiento de reciprocidad y responsabilidad.
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El amor como una pieza de rompecabezas; no nos enamoramos de la persona en sí, partimos de este enamoramiento de la imagen que nos hemos hecho de ella, y cuando el telón cae, es cuando esta persona no encaja en la imagen que creamos de ella y se nos olvida que apostar al amor es arriesgado y todos tenemos algo que perder, lo cual claramente es resultado del miedo a enamorarnos, pero si bien es un riesgo, todos estamos dispuestos a tomarlo, por los resultados que acompañan al amor, estos desniveles emocionales, intercambios físicos y palpables, intercambios de pensamientos y acuerdos y, más que nada, la carga de oxitocina, que provoca en nosotros sentimientos de satisfacción, calma y seguridad, que viene en su mayoría acompañada de escenarios hipotéticos a futuro, que son totalmente válidos, porque eso somos, seres humanos pensantes, que sentimos y que sentir viene con un gran riesgo de pérdida o ganancia. Puedo hablar desde un punto muy personal en el que entendiendo al amor como algo muy hiriente, pero que es digno de impulsar algo nuevo para darle una pulidita de experiencia a nuestro cuerpo, a nuestras opiniones y emociones. Porque nunca vamos a obtener a un 100 % de todo eso que idealizamos, que como la palabra lo indica, es una idea que quizá pueda quedarse en eso, el propósito aquí sería, ciertamente, aceptar el riesgo y seguir, porque puede o no doler, pero al final del día tendrás algo de qué aprender, que bien lo dijo Kant, la experiencia “es un conocimiento obtenido por medio de percepciones enlazadas”, cada experiencia obtenida es una piedrita más al costalito de “si fallo, me levanto” que viene con la vida, que al hablar del amor puede haber mucho de esto conforme cada uno va creciendo a la par de los cambios constantes en los que estamos inmersos en este mundo tan cambiante y de la mano con nosotros, que somos tan efímeros para solo conformarnos con una forma de amar tan simple como debería ser esta.
Todos los días vale la pena tomar el riesgo de amar.