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Te perdono, pero…

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Por Alison García

Psicóloga Clínica

Te perdono, pero no quita la intención con la que tomaste tus decisiones, cada quien debe hacerse responsable de lo que le toca.

El perdón puede posicionarse en dos vertientes, en el pedir y recibir; pues al pedir perdón consta de una determinada carga de arrepentimiento y el recibir es aceptar la manifestación de remediar y dar la vuelta a la página en la que se originó el conflicto para llegar al resultado del “perdóname por…” Palabra se forma de los sufijos “per” de permanecer y “donar” de lo que se permite de forma voluntaria sin esperar algo a cambio.

“El perdón es para mí, no para nuestra reconciliación, ni para tu exoneración” (Faridieck), sin más, el significando de esta frase viene de soltar para la tranquilidad de cada persona integrada en la dinámica, más no, para quitar el peso del porqué del perdón.

Se ha caído en total indiferencia de la disposición que aporta el perdón porque asumimos que recibir el “perdón” de otro es una señal deseable de un verdadero arrepentimiento, pero si analizas la misión del sujeto, ¿por qué es necesario, si podemos sostener que las consecuencias de un perdón están ligadas a decisiones ya tomadas? Resulta incómodo lograr determinada función a través de una línea normativa adecuada de pedir perdón de mis acciones que claramente fueron decisiones, se trata de analizar nuestro comportamiento en relación a lo que enviamos a los demás.

Sugerimos: ¿Qué pasa cuando sobre pensamos las cosas?

Si bien no quita el peso del significado a la palabra, es satisfactorio admitir y aceptar que te han lastimado y que te duele, el perdón no se trata de reprimir el dolor que viene con la situación, se trata de evitar que controlen con esto el cómo actuamos al enfrentarlo, ya que normalmente al sentir que se nos ataca, como en la mayoría de situaciones, nos defendemos e irracionalmente lo más común es actuar desde la rabia, y el dolor proviene de estas situaciones en las que creamos barreras para evitar el contacto y el aislamiento que se puede formar en la situación. Perdonar es aprender a “dejar ir” y transformarse en un nuevo yo que acepta el pasado, pero se ve a sí mismo como capaz de usar el presente. La psicología del perdón nos enseña que no tenemos la obligación de comprender o aceptar los valores o ideas de quienes nos han agraviado, más bien, coloca al perdón en un sitio que conduce a la comprensión, la empatía y la compasión por la persona que te lastimó, ya que perdonar no significa olvidar o excusar el mal que te hicieron o hacer las paces con la persona que te lastimó. La importancia del perdón viene de la sensación de paz, y ayuda a seguir adelante con la vida.

A falta de perdón, deja venir el olvido (Alfred de Musset)

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