Por Alison García
Psicóloga clínica
El término “analfabeta” de la empatía, aunque para mí es una palabra fuerte creo que encapsula una realidad preocupante dentro de nuestra sociedad actual, pues primicia la incapacidad o la falta de disposición para comprender y conectar con las emociones y perspectivas de los demás. En un mundo cada vez más interconectado, la empatía lleva consigo un papel crucial en la correlación que existe entre el entendimiento mutuo y la construcción de relaciones sólidas.
Cuando alguien es considerado “analfabeta” de la empatía, se puede esperar una falta de comprensión y sensibilidad hacia las emociones y perspectivas de los demás. Pueden manifestar comportamientos egocéntricos, insensibles o incluso crueles debido a su incapacidad para conectarse emocionalmente con los demás. Es probable que tengan dificultades para establecer relaciones interpersonales profundas y significativas, ya que carecen de la capacidad de empatizar y entender las necesidades y sentimientos de los demás. En general, pueden ser menos colaborativos, comprensivos y solidarios en comparación con aquellos que tienen un mayor nivel de empatía.
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El identificar este tipo de personas pueden manifestarse de diversas maneras, ya que pueden ser individuos que carecen de la capacidad innata para reconocer las emociones de los demás, o pueden ser aquellos que, por diversas razones, han cerrado sus corazones y mentes a las experiencias y necesidades de los demás, así limitando el entendimiento de éstas. Y en específico, esto puede conducir a comportamientos egoístas, insensibles o incluso crueles que socavan la cohesión social y el bienestar emocional de la comunidad en general.
Es crucial abordar la cuestión del analfabetismo de la empatía a nivel individual y societal. A nivel personal, es importante cultivar la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, practicando la escucha activa, la compasión y la tolerancia. La educación emocional desde una edad temprana puede ser fundamental para desarrollar estas habilidades y fomentar un sentido de empatía y conexión con los demás permitiendo a través de este modelo que el infante se vuelva un adulto resiliente.
A nivel social, es necesario promover una cultura de inclusión y respeto mutuo. Esto implica desafiar los prejuicios y estereotipos que se encuentran impregnados en la división y la alienación generacional y fomentar el diálogo abierto y el entendimiento entre diferentes grupos y comunidades. El analfabetismo de la empatía representa un obstáculo significativo para la integración social y el progreso humano volviéndonos individuos cada vez menos capaces de ponernos en los zapatos de otros.
Actuar ante este problema requiere un esfuerzo concertado tanto a nivel individual como social, con un enfoque cultivando la empatía hacia los demás, sin perder de vista que también debemos practicarla para con nuestra propia persona, la compasión y el entendimiento mutuo como fundamentos para una sociedad más justa y compasiva.
“Si pudiéramos mirar en el corazón del otro y entender los desafíos a los que cada uno de nosotros de enfrenta a diario, creo que nos trataríamos los unos a los otros con más gentileza, paciencia, tolerancia y cuidado.”