Por Alison García
He tenido que soltar, y muchas de estas veces no porque así lo haya querido, algunas forzadas, algunas por mi bien y otras porque ellos así lo decidieron y no podría culparlos la situación no convenia para nadie, pero en todo esto lo común fui yo, una coincidencia enorme de abandono y es irreal no sentir que yo soy el problema. Pero la niña que hay en mí se pregunta todos los días, ¿por qué no me eligieron? No creo que las cosas sean tan complicadas como parecen y no será fácil porque no puedo culpar a nadie por elegir no intentar hacer las cosas de manera diferente porque incluso en retrospectiva sé que podría haber sido mucho. Pero ahora eso no importa, no hay vuelta atrás, paso a paso habrá muchas dudas, pero ojo tan sobrio como es un “ni modo”, así es como el seguir a delante se volverá fuerza para las batallas que vienen y no quiere decir que se tenga que ir constante barrera esperando a no ser lastimados, dolorosamente nos seguirán lastimando y muy probablemente nosotros también lastimaremos, pero hay que entender que muchas veces no es claro con esa intención, hay muchos factores que tuvieron que intervenir para llegar nuevamente y parecido a la misma hipotética situación.
Pero hoy, hoy hay que hablar de quién nos ha abandonado y nos ha dolido, pero para eso hay que aceptar que el dolor no solo viene para derrumbar, pues de esta manera se construye, o destruye porque el significado dentro de un abandono provocara un estilo de apego inseguro ansioso, ya que producen dependencia emocional y las personas que lo sufren tienen la constante necesidad de sentirse amados y valorados. Es muy común que dentro de este fenómeno se perciba un estado de insuficiencia y constantes cuestionamientos de duda en donde habrá el constante ¿seré yo el culpable de que nadie se quede?, va muy ligado a nuestro autoconcepto, pues refleja las percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos.
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Según la psicología, el abandono es tan doloroso como una herida, y el abandono emocional es un estado relativo donde la persona que lo sufre se siente no deseada y sin apoyo emocional. Este sentimiento puede ocurrir de manera repentina o gradual en cualquier tipo de relación y causar mucho dolor.
El trauma por abandono es común en la edad adulta, en las relaciones, pero tiene sus raíces en la infancia, cuando una figura paterna (madre o padre) está ausente, desaparece o no existe, provoca sentimientos o emociones fuertes y aunque este fenómeno está relacionado con la edad es irónico, la persona que amamos en la infancia es uno de los primeros objetos de nuestro amor y cuidado, por supuesto, no podemos concluir completamente que el problema sea causado por aquellos que dirán que están actuando por “nuestro interés”. En el razonamiento moderno hay un sesgo que no excluye nuestra individualidad y la interacción con los demás. demás de esta herida, se empatiza que con las otras cinco heridas tenemos amplias coincidencias en las características típicas de cada una, sin embargo, siempre hay una que rige con mayor fuerza.
“Los problemas de abandono se derivan no del miedo a que alguien se vaya, sino de la creencia de que alguien se marcha por culpa tuya”