Por Alison García
Psicóloga Clínica
El problema de fingir amor es que implica mantener una máscara constantemente que se vuelve cansado e hiriente para ambas partes. Es actuar en una obra que nunca termina, midiendo cada palabra, cada gesto, cada emoción para que parezcan genuinos. Y esto, a la larga, agota. La carga emocional de sostener una mentira tan grande se vuelve insoportable, porque el corazón sabe la verdad, aunque la mente trate de disfrazarla.
Fingir amor por alguien no es justo ni para ti ni para la otra persona. Puede causar daño emocional y generar una relación basada en la falsedad. Si sientes que necesitas hacerlo por alguna razón (presión social, miedo a estar solo, interés en algo más), quizás sea mejor reflexionar sobre tus verdaderos sentimientos y lo que realmente quieres. Es más saludable ser honesto contigo mismo y con los demás.
Por otro lado, quien recibe ese amor falso también sufre, aunque no lo note de inmediato y viva engañado por un amor nada real. Puede sentirse querido, pero de una manera que no llena, que no le da paz ni seguridad. Hay un vacío en los abrazos, una frialdad en las palabras. Y cuando la verdad finalmente sale a la luz, el dolor es profundo, porque no solo se enfrenta a la pérdida del amor, sino a la traición de haber sido engañado con estímulos amorosos no ciertos.
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En el fondo, fingir amor es una falta de respeto hacia uno mismo y hacia la otra persona. Todos merecemos vivir el amor en su forma más auténtica, sin mentiras ni máscaras de ningún tipo. Si el sentimiento no está, lo más honesto y valiente es admitirlo. No se trata de herir a alguien con la verdad, sino de evitar un daño aún mayor con la falsedad.
El amor real no se puede fingir. Puede que dure un tiempo la ilusión, pero tarde o temprano la realidad se impone. Por eso, lo mejor es ser sincero con uno mismo y con los demás. Porque solo en la verdad se encuentra la posibilidad de un amor verdadero.
¿Por qué alguien fingiría amor? Hay muchas razones. Algunas personas lo hacen por miedo a la soledad, otras por conveniencia, interés material o presión social. También puede ser una forma de autoengaño, una manera de convencerse a sí mismo de que, con el tiempo, el amor real nacerá como anteriormente era. Sin embargo, esta ilusión rara vez se convierte en realidad. El amor no es algo que se pueda fabricar con simples gestos vacíos o con la esperanza de que se pueda crear este vínculo amoroso; necesita raíces profundas para sostenerse.
Fingir amor es que, aunque pueda parecer inofensivo o incluso necesario en ciertas circunstancias y según la perspectiva, con el tiempo se convierte en una prisión emocional tanto para quien lo finge como para quien lo recibe si bien se da uno cuenta de ello. El amor es uno de los sentimientos más sinceros y poderosos que existen, pero también es frágil cuando se construye sobre la mentira de un amor no real.