Por Alison García
Psicóloga Clínica
Es importante reconocer que hay momentos en los que sentirse parado es necesario. A veces necesitamos tomar un descanso, una pausa, para poder recuperarnos y volver a intentarlo. A veces, el descanso es esencial para la productividad. Es una forma de darle a tu cuerpo y mente la oportunidad de volver a la carga con más energía. Ante estos baches, es importante intentar ser resiliente. Es decir, intenta aceptar lo que te está pasando, sin juzgarte a ti mismo y buscando apoyo en tus seres queridos. Es importante que te tomes el tiempo necesario para sanar y regenerarte, pero también intenta mantener una perspectiva positiva y establecer metas pequeñas que te empoderen.
¿Pero hacerlo no significa solo estar fallando una y otra vez? No, no significa eso. Fallar puede ser una parte del aprendizaje y del crecimiento, pero siempre hay algo que se aprende al fallar. Es normal equivocarse y no saber hacer algo la primera, segunda o tercera vez. Lo importante es seguir intentándolo y aprender de cada intento. También debes recordarte que algo que no funcionó, no te hace una peor persona, pues hay mucho valor en el esfuerzo y la persistencia. Es importante que no te rindas y que no te desanimes cuando te enfrentas a un obstáculo o una crisis. Es normal que te sientas desanimado o frustrado, pero es importante que te reconfortes y te digas a ti mismo que es parte del proceso y que no te rindas.
Hay una diferencia entre intentar lo mismo una y otra vez y cambiar tu aproximación para mejorar tu intento. Primero podrías analizar lo que no funcionó en tu intento. Luego podrías pensar en alternativas.
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Sé que podrías pensar que cada caída significa un motivo más para no volverlo intentar. Pero es más bien una manera de enfrentar el fracaso, aprender del fracaso y tener una mejor perspectiva en la siguiente oportunidad. Piensa que puedes ver el fracaso como un obstáculo o una oportunidad. Una actitud saludable hacia el fracaso puede ser una clave para el éxito. Es normal sentirse inseguro y pensar que la gente que tiene más éxito es mejor que uno, pero esa forma de pensar no es útil y no es precisamente cierto. Todos tenemos nuestras propias capacidades y talentos y no es justo ni provechoso compararse a los demás.
El compararse muchas veces es un mecanismo de defensa y sentirse insuficiente o menos que otras personas puede ser una forma de protegerse a uno mismo del miedo al fracaso. También puede ser algo que aprendimos por influencia cultural. Muchas personas creen que el éxito define su valor como persona, pero eso no es cierto. Es muy normal sentir envidia de vez en cuando. Es una emoción humana común, pero la envidia no es útil. En lugar de sentir envidia, trata de buscar aprendizaje y aceptar tu propia trayectoria. En lugar de compararte con otra persona, aprovecha la oportunidad de ser inspirado por otras personas.
“Lo intentaste, fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo, fracasa otra vez. Fracasa mejor.”