Por Alison García
Psicóloga Clínica
Irse, cuando ya no te sientes a gusto, irse cuando todo ahí te esta lastimando, irse cuando sabes que no te van a pedir que te quedes si lo haces, irse cuando sientas que tu sobras en vez de encajar o formar parte, irse por que es mejor, por que irse no significa huir, irse significa ver por ti, al fin.
A veces, la vida nos pide decir adiós. No siempre es fácil, pero cuando lo hacemos con amor, la despedida se convierte en un acto de gratitud. Dejar ir no significa olvidar, sino reconocer que lo que vivimos ha dejado una huella, una marca imborrable en el corazón y la llevaras contigo mucho toda la vida.
Irse con amor es soltar sin dolor, agradecer lo aprendido y llevar consigo los momentos que nos hicieron reír, llorar, crecer. Es desear lo mejor, incluso desde la distancia, y confiar en que los caminos, aunque separados, siempre guardan una conexión en el alma. Porque al final, irse con amor no es un final, sino un nuevo comienzo lleno de esperanza, un recordatorio de que lo que fue valioso permanece, aunque en otro lugar, en otro tiempo.
Irse no significa necesariamente lastimar a los otros o ese alguien, aunque en algunos casos puede ser doloroso tanto para quien se va como para quien se queda. El acto de “irse” implica un cambio, una transición, y a menudo lo desconocido o la separación pueden causar tristeza. Sin embargo, “irse con amor” entiende y comprende que la despedida puede ser llevada de una manera que busque minimizar el dolor, reconociendo lo vivido y valorando lo que se comparte.
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Cuando una persona decide irse con respeto y afecto, se puede evitar lastimar. En lugar de enfocarse en la pérdida, se prioriza el cierre positivo, buscando dejar una sensación de paz en lugar de sufrimiento.
El enfoque de dicha frase de “irse con amor” puede ser tanto por el bien propio como por el bien de ambos y ten en consideración que en la mayoría de los casos o uno mismo puede ser el malo o terriblemente caemos entonces en culpar al otro. A veces, el bienestar personal requiere alejarse de una situación o relación que ya no es saludable o que ha cumplido su ciclo, lo que puede parecer una decisión individual o si bien también considerar y sonar como egoísmo individual. Sin embargo, si se hace con amor, respeto y desde la empatía, también puede ser por el bien de ambas partes, evitando el deterioro de la relación o mayores conflictos ya que somos seres sociales terminamos consumiéndonos como cualquier otro producto por eso es que, aunque suene bizarro hacemos inconscientemente en su mayoría un intercambio por raciones evitando crear este choque.
En algunos casos, quedarse puede causar más daño o resentimiento, y entonces irse es un acto de cuidado hacia uno mismo y hacia la otra persona. Al irse con amor, se reconoce la importancia del respeto mutuo y el deseo de que, aunque separados, ambas partes puedan encontrar paz y bienestar.
“Sé valiente, y decide irte antes de que te echen de la manera más abrupta. Te mereces vivir una vida en calma”.
