Por Alison García
Crecer siempre dolerá; dolerá salir de tu zona de confort por seguir tus sueños, pero te aseguro que el dolor de crecer es mejor que el dolor de quedarte para siempre en el mismo lugar y ver cómo tus sueños se esfuman. El dolor de crecer siempre trae consigo una recompensa. La vida es caóticamente incierta, venimos con próximas responsabilidades que están esperando en cuanto se nos presente la etapa, y hasta cierto punto mucho se visualiza escrito para nosotros, pero en su gran mayoría es tan inoportuno que nos tienen que preparando poco a poco mentalmente y físicamente para muchas cosas que hay que saber hacer, siendo esto como una especie de advertencia que pueda amortiguar el golpe que viene con cada etapa.
Erikson afirma que los seres humanos con un desarrollo sano deben pasar a través de ocho etapas entre la infancia y la edad adulta tardía. En cada etapa, la persona se enfrenta, y es de esperar que domine, nuevos retos. Cada etapa se basa en la culminación con éxito de las etapas anteriores. Podemos considerar que la adultez es la etapa comprendida entre los 18 y los 60 años aproximadamente. Durante este periodo, se alcanza la plenitud del desarrollo biológico y psíquico de la persona. Se consolida el desarrollo del carácter y la personalidad, los cuales presentan una cierta firmeza y estabilidad.
Sugerimos: No estoy exagerando…
Aunque bilógico y estructural, la vida en retrospectiva de todo lo vivido en el punto que estés, se ve como aprendizaje y experiencia, y esto se vincula a efectuar un balance de las cosas realizadas a lo largo de todas las vivencias o durante un cierto periodo temporal extenso ponemos en análisis todo lo que hemos hecho y cómo buscamos cambios. Sin importar nuestra edad, siempre podemos mirar hacia atrás y aprender, encontrar lo bueno dentro de lo malo y apreciar lo que ha sido agradable o hermoso. Podemos retroceder un día, una semana, un mes o inclusive años y lo mejor del caso que siempre encontraremos algo que no vimos en el momento que nos tocó vivir ese día.
Como toda historia, hay que leer hasta el más mínimo detalle para entender el final que tendrá, lo mismo con este proceso hay que pasar por ciertas situaciones, personas, y contextos, para forjarte como las persona que te visualizas ser, pero eso si es de gran importancia, mentalizar que somos seres constantemente cambiantes, y es ridículo pero cierto, todos los días cambia algo en nosotros y en nuestro pensamiento.
Lo más apreciable de esto es cuando miramos desde todos los ángulos posibles las experiencias vividas, las tristezas y decepciones, ya que muchas de ellas terminan enseñándonos una lección y en otras ocasiones simplemente nos reímos de algo que en otro momento nos hizo llorar. Supongo que esta es una manera de madurar y enfrentar las cosas, ya que el tiempo nos hace a algunos más sabios y más maduros, aunque esta no es una regla que se dé en todas las personas.
“La vida es una experiencia, no un problema por resolver”