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Migajas de amor o breadcrumbing

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Por Alison García

Este tema no se trata originalmente de controlar nuestros sentimientos hacia los demás, sino de dar una idea de que las relaciones con los demás pueden ser necesarias porque creemos o idealizamos que podemos cambiar a alguien por nuestros propios méritos, incluso si parece que nuestro “amor” es un poco más romántico, estamos seguros que algún día alguien entenderá lo valioso que eres, un buen compañero frente a él, no consume, si es poco o mucho, lo pondrás en la balanza desde la autoestima. También conocido como breadcrumbing o “migajas de amor”, este término es el nombre que se le da a la forma en que las personas se mantienen en contacto tratando de mantener la atención de una o más personas fingiendo estar interesadas en ellas, pero no realmente.

Aquellos que reciben migas suelen experimentar una montaña rusa emocional y en su mayoría decepción, falsas esperanzas, confusión y dudas. Las víctimas de las aventuras pueden comenzar a cuestionar e incluso culparse a sí mismas por el descuido de la relación por parte de la otra persona; “¿Es por mi culpa?”; “¿Hice algo malo?” muchas de estas no son resueltas. En muchos casos, esto afecta las relaciones, donde la víctima mira constantemente a la persona en busca de la próxima falsa esperanza para mantener la ilusión de una relación positiva. Algunos incluso pueden esforzarse por complacer y demostrar su valía, que también puede ser lo que quiere el otro, sin un verdadero reconocimiento y reciprocidad.

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Otra parte de este concepto es que incluso nosotros no logramos percibir que es lo que damos a otros, y si bien podemos decir que lo recibimos de esta forma, también nosotros lo damos muchas veces por inercia del sentimiento que el otro nos ocasiona, incluso intencional, por saber que tenemos a alguien ahí disponible, y lo damos tanto por el hecho que no dimensionamos la calidad de nuestros tratos como ya lo hemos escuchado el aquella frase tan redundante “uno no sabe lo que tiene, hasta que lo pierde” en cierta forma tiene mucho de razón, ya que enseña que sólo apreciamos a alguien cuando ya no está y significamos los recuerdos que creamos con él o ella , en un sentido de hablar desde que cuando falta o se aleja de nuestro lado, es cuando notamos la ausencia, ya que cuando estaban los sentíamos tan presentes y seguros que los dejábamos de lado.

Si quieres evitar quedar atrapado en esta situación, debes trabajar en el desarrollo de la autoestima y el amor propio. Muchas veces es el miedo a estar solo, la dependencia emocional y la necesidad de una pareja o de ser visto por los demás lo que nos hace aceptar estas migajas de amor. El problema de soltar es que nos aferramos a algo. Una de las principales causas del sufrimiento es el apego al pasado, a personas, situaciones, circunstancias o lugares que hoy ya no existen. Externamente no existen, pero en nosotros están intactos. A veces aceptamos menos de lo que sabemos que merecemos, por estar con esa persona, e incluso cuando nos damos cuenta de eso, creemos que en algún momento podemos cambiar su actitud o nuestra situación con ella.

¡Perdónate por todas las veces que recibiste menos de lo que merecías!

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