Por Alison García
Psicóloga Clínica
Volvimos tan odiosamente normal el estar tristes, que ahora el estarlo es solo un signo de llamar la atención o adaptarse al resto de los demás, de alguna forma creo que estos fenómenos abrieron la puerta a un desarrollo mental en cuanto a salud más fácil y sano, pero también se especula demasiado y quizá se ha vuelto también forma de presunción el externar a otros el proceso terapéutico que llevamos, y no puedo mentir, yo lo he externado, pero creo que lo he hecho a partir de inmensidad de comentarios que he recibido acerca de la mi carrera, que si bien saben soy psicóloga clínica y la primera vez que rechacé una salida por mi compromiso a asistir a terapia para mí, se me cuestionó y hasta cierto punto se me crítico, pues el “¿a qué vas, si tú eres psicóloga?” no suena como si se entendiera mucho el punto y siempre que recibo este tipo de comentarios me abstengo de darle explicación de cómo, desde el día uno de carrera, se nos implanta en el chip “cada psicólogo debe tener su psicólogo de cabecera” y, créanme, pudiera yo tomar mi papel en defensiva y responder de manera irónica, que con ciertas personas lo he hecho, pero no puedo de evitar pensar en cómo es que estereotipan a las personas por todo, por su carrera, por su físico y hasta cómo hablan.
Luego entonces, vuelvo como persona, no como “la psicóloga”, no como la que siempre escucha a otros, y pienso ¿cómo le explicas a alguien que a veces te pones triste y que ni siquiera sabes la razón de tu tristeza? Que te despiertas constantemente en medio de la noche, no siendo capaz de dormir porque simplemente no puedes conseguir las cosas directamente a través de tu cabeza. La gente piensa que es fácil salir de la tristeza. Hay días en los que te sientes feliz y otros en los que sientes que tu corazón está aplastado queriendo estar solo, solo queriendo dormir y bloquear a todo el mundo.
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Me gustaría enormemente que al recibir la pregunta “¿Por qué estas triste?” pudiera responderse sola y con información detallada, pero lamentablemente no es así, un día es todo, y créanmelo, todo, y otro día es nada, y saben, creo que esos son los días más difíciles porque mientras ya identificaste la tristeza, ahora la labor es identificar el ¿Por qué? Y vaya que creo que es una búsqueda exasperante.
La recuperación del agotamiento mental, emocional o físico puede llevar años. Incluso si comienzas a priorizar el descanso y comienzas a vivir una vida más suave, tu sistema nervioso recuerda el agotamiento y/o el trauma. Comprender esto y ser amable y paciente con nosotros mismos es clave, es por eso que a veces es bueno alejarse de todos y todo, aunque encontrar un mejor trabajo, tener menos preocupaciones financieras, estar rodeado de personas cuya presencia te tranquiliza, dormir más, sentirte amado y apoyado etc., no es suficiente y siempre volvemos al mismo lugar, pero entender que no hay nada malo contigo sé que es pesado pero debes aceptar que acabas de pasar por mucho, y si ese mucho no lo es para otros ¿Qué importa? Si a ti te afecta es más que valido y huir de todo eso no va a solucionar nada así que la suerte de tu día depende de cómo lo afrontes desde primera hora de la mañana.
«No se trata de si van a derribarte, se trata de si vas a levantarte cuando lo hagan» —Vince Lombardi, entrenador de fútbol americano
