Por Alison García
Psicóloga Clínica
El apropiarnos de los problemas de otros proviene en gran parte de nuestros sentimientos hacia estas personas, tendemos a pensar que somos el superhéroe que los salva y lamentablemente no es así. Freud dijo que los humanos tenemos ciertos mecanismos de defensa, y definió la introyección como la dinámica en la que una persona pone algo dentro de sí mismo que en realidad es externo. En este mecanismo de defensa se interiorizan las amenazas externas para intentar controlar su efecto sobre nuestra estabilidad psicológica, de lo que podemos decir que al introducir algo que no tiene nada que ver con nosotros, sólo nos estamos apropiando de algo que no podemos cambiar. O tal vez lo sea, pero ¿es nuestra responsabilidad? La mayoría de las veces pensamos que los problemas originales que nos rodean son nuestros, hacemos nuestros los problemas de los demás, creemos que podemos solucionarlos o ayudarlos, uno debe tener claro “no somos salvadores de nadie”, todos somos responsables de las acciones y decisiones que aceptan también e incluso a veces está fuera de nuestro control porque no podemos aceptar a personas que no han pedido ser salvadas.
Suena un poco confuso y por lo tanto complicado, porque ¿Cómo evitamos que lo que les pasa a nuestros seres queridos nos haga daño? Por supuesto, dado que todo lo que no podemos resolver crea impotencia, solo podemos buscar soluciones alternativas, ya que la resolución de problemas se puede definir como la capacidad de identificar un problema, dar pasos lógicos para encontrar la solución deseada y monitorear el tipo de soluciones que se integran en cada problema, esto no significa que no debas ayudar a los demás, y aunque suena egoísta en la dirección en que entendemos que hay problemas que no podemos resolver, podemos ayudar a los demás con la misma ayuda que está en nuestras posibilidades dar; sin embargo seguimos haciendo nuestros los problemas de los demás, teniendo ya nosotros con los que hay que lidiar, pero si nos damos un baño de realidad, muchas veces estas mismas personas a las que creemos podemos solucionarles, no lo harían por nosotros, y aunque nosotros tenemos asuntos que tratar priorizamos las alternativas en solución de ellos y sus asuntos.
Sugerimos: No todo es malo…
Escuche los problemas de otras personas, pero no los haga suyos; hay algunos puntos importantes a considerar, tales como aceptar los problemas de otras personas como propios no siempre es la solución. Brindando apoyo, seguridad emocional y motivación, seremos capaces de comportarnos de manera más constructiva. Establecer una adecuada distancia emocional es un elemento esencial que todos debemos aprender a practicar. Todo depende naturalmente de cuán cerca estemos de la persona en particular. No hay razón para sentirse mal por decir que no. Al hacerlo, actuaremos con determinación y madurez emocional. Cuidar nuestra autoestima y sacar lo mejor de nosotros mismos cuando decidimos decir que sí. Cualquiera es libre de aceptar ciertos costos externos si así lo desea. Sin embargo, siempre debemos recordar hacerlo porque queremos, no porque nos sintamos presionados a hacerlo. Recordemos que la autoestima y la salud emocional serán los indicadores que nos dirán hasta dónde nos toca llegar. Vale la pena considerarlos para cuidar mejor nuestras relaciones personales.
“Usted no puede evitar que los problemas golpeen a su puerta, pero no hay necesidad de ofrecerle una silla” -Joseph Joubert