Por Alison García
Psicóloga Clínica
La culpa es un mecanismo de defensa por el cual hacemos “juicios morales” sobre nuestras acciones y pensamientos, “regulamos” que hemos cometido un error y merecemos un castigo en función de nuestras acciones o inacciones. La culpa se siente cuando una persona sabe que ha hecho algo mal, y resuena a nivel emocional en consecuencias de considerar el no seguir ciertas normas sociales o morales. La culpa es un proceso interno y muchas veces funciona a partir de la moral, de ideas y creencias de una persona que va adquiriendo desde la infancia, por lo que el autocastigo generalmente se presenta pero no precisamente de forma física en todos los casos, sino de pensamientos intrusivos, por lo cual, sus acciones son un sabotaje del Ego, y muestran remordimiento por sus acciones, actitudes y decisiones, teniendo en cuenta las circunstancias en las que se está tratando de solucionar el problema que crea el conflicto personal.
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Somos nuestros peores críticos, tendemos a criticar cosas simples y que son fáciles de trabajar, estamos demasiado ocupados escuchando lo que dicen otras personas sobre nosotros, que dejamos de lado el darnos cuenta que estamos equivocados al juzgarnos a nosotros mismos de manera tan abrupta. La frase “¿si no me echo flores yo, quién lo hará?” destaca que es cierto que tenemos que creernos y valorarnos lo suficiente para salir de nuestra burbuja donde no sabemos quiénes somos y lo que valemos para que haya fuera el mundo no te coma con cosas erróneas de lo que pueden creer que eres de forma equivocada. No entendemos que las adversidades que vivimos a diario muchas veces escapan a nuestro control, por lo que son algo que no podemos limitar y, en consecuencia, tendemos a castigarnos culpándonos de las malas situaciones que nos afectan y de lo que también afecta alrededor de nosotros; el problema no es estrictamente de lo que como personas somos, es solo la dificultad de superponerse con otros en diferentes escenarios.
No te culpes si hoy no fue un día lindo, es verdad que a veces uno no se esfuerza lo suficiente para mejorar su día, sin embargo en estas situaciones es de entenderse que influyen mucho las emociones y el estado de ánimo; por ende, hay días que aún cuando te encuentras en lucha, te esfuerzas y empeñas en dar una sonrisa y alegría al resto, por dentro el problema te ensordezca, esto hace que se vuelva una obstrucción que actúa de manera estresante, ya que se tiene que dar de sí mismo el doble de lo que normalmente fluye para subsistir dentro de todo. No te culpes por acciones de otros, solamente hazte cargo de lo que te toca y de lo que es parte de ti, de tu esencia y de lo valioso y valiosa que eres hoy y siempre.
“No importa cuantos infiernos ardan dentro de mí, me levantaré cada mañana dispuesto a apagarlos”.