Por Alison García
Hay cosas que amamos tanto que, si no sabemos qué hacer con ellas, corremos el riesgo de perder su valor. Este es el caso con la mayoría de las cosas que son tan preciosas para nosotros que preferimos conservarlas, hacerlas nuestras, temer destruirlas y luego nunca usarlas nosotros mismos. De esta manera, podemos convertir algo que es especial para nosotros en un elemento sin sentido. Lo veo en los innumerables objetos que me rodean, como toda la ropa en mi armario esperando una ocasión especial, así como las cosas que reprimo: las palabras que quiero decir, las cosas que puedo hacer, los sentimientos compartidos, los planes que debo cumplir.
Todo siempre está esperando el momento perfecto, y la ironía es que algo que parece tan importante deja de tener sentido una vez que se siente completo. Porque todo lo que no se usa, lo que no se dice, lo que se deshace es, en definitiva: nada. Como si nunca hubiera pasado o existido. El momento perfecto siempre es cuando lo pienso o lo siento, no cuando planeo guardarlo para una mejor ocasión.
Tal vez deberíamos dejar de lado el miedo a que algo que amamos se arruine y mostrárselo al mundo sin pensarlo. De esa forma, sea cual sea el destino y la meta, al menos marcará la diferencia. Nada te paraliza más que tu propio miedo. Como todas las emociones, el miedo proviene de un pensamiento que entra naturalmente en tu mente, y si lo dejas reposar el tiempo suficiente, se expande por dentro y toma la forma de una emoción; miedo, fracaso, estar a la altura de las expectativas, enfrentarse a lo desconocido, miedo a volver a cero, miedo a perder el control, miedo a enfrentarse a la vulnerabilidad y la realidad. La paradoja es que el miedo, en lugar de paralizarte, puede liberarte cuando aprendes a usarlo a tu favor. No se trata de evitar, esconder o postergar, se trata de enfrentar el miedo. No es no sentirlo, es sentirlo y aún así actuar.
Sugerimos: ¿Decepción o aprendizaje?
No pienses demasiado las cosas y que tu prioridad sea seguir adelante. A veces piensas demasiado en lo que pudo haber pasado o en lo que pasará cuando lo más importante es ahora. Enfócate en el presente, enfócate en ti porque aún tienes mucho por hacer, sigue mejorando, no dejes que nada ni nadie se interponga en tu camino, deja atrás el pasado y no pienses en el futuro, vive el presente, disfruta de las cosas buenas que te ofrece la vida, aprende de las cosas malas, cambia tu mentalidad, aléjate de las cosas malas, piensa en ti porque tu paz es lo más importante.
Las personas y las cosas en la vida son fugaces, recuerda las lecciones que aprendes, suelta lo que te detiene, sigue adelante porque no vale la pena quedarse en un lugar que no es el adecuado para ti, vete con la conciencia tranquila, no sientas pena por quien no te sabe apreciar, mantén la distancia y cuídate porque te mereces lo mejor. Con el tiempo entenderás que muchas cosas que pasan en la vida pasan por algo, no puedes controlar todo, al final todo es un proceso y aprenderás algo, así que sigue tu propio camino, intenta, no te distraigas con lo que pasó o situaciones triviales que no valen la pena, recuerda siempre que, si quieres progresar en la vida, tienes que aceptar y soltar lo que tiene que pasar.
