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Supondrán que quien tiene flojo un tornillo eres tú

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Por Alison García
Psicóloga Clínica

La gran incógnita de que al crecer hay que elegir un rumbo ¿cuál? realmente no lo sé, hubiera querido que alguien tuviera la experiencia suficiente o, al menos, la intención para que me ayudara elegir hacia dónde ir.

Me llenaron de tantos “Lo que tú quieras”, “tú decide” a una edad donde por supuesto no estaba lista para saber exactamente qué es lo que yo quería, si bien seguía siendo menor, y considero que no fue con la intención de crearme una frustración, pero así lo fue, a veces necesitamos que nos ayuden a determinar qué es bueno o malo, pero se volvió un terrible martirio elegir desde un sabor de helado, o quedarme con el sabor “vainilla” porque lo conocía, sabía cuál es su sabor, su textura, de qué marca me gustaba más que de otra.

Sin embargo, a cierta edad, se volvió reflejado en las que personas que elegía para formar parte de mi vida, creí mucho tiempo que era selectiva, claro que no, solo me quedé por años con personas que no me hacían bien porque ya las “conocía” y no era así, quería que fueran lo que para mí era seguro y se quedaran para no sentir ese miedo y frustración a los cambios y tomas de decisiones, me quedé a pesar de que me esforzaba el doble para no perderlos; decía sí cuando en realidad era un grandísimo NO, buscaba su bien por encima del mío.

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¿Qué egoísta fui conmigo verdad? Y sé que suena como si en este escrito hubiera, de cierta forma, villanos del cuento, pero no es así, ellos solo fueron ellos en función de qué limites yo no les ponía, que ciertamente también queda libre la permeabilidad de que, si lo hicieran con dolo, pero eso es algo de lo que a uno ya no le toca preocuparse.

Por tu edad y sensibilidad, van a suponer que la que tiene flojo un tornillo eres tú, al leer esta frase del libro de Jorge Bucay “cartas a una joven psicóloga” me llegaron flashazos grandísimos, pues desde la elección de carrera hasta el día de hoy con mi formación sigo percibiendo la enorme y grande razón de esta frase.

Si el sabor de helado me costó, imagínense elegir carrera, hubo llanto he de confesar, y recordé a esa niña con tanta libertad que se convirtió en la adulta que solo buscaba que sus papás le dijeran que hacer con detalle, por que de tanto “lo que tu decidas” me cansé, decidí muchas cosas que no estaban en mi momento y dejé de ver los tantos matices que había entre los diversos colores, esperando a que alguien eligiera por mí o me eligiera a mí y les digo algo, eso no ha llegado.

Y hoy sé que no va a llegar nadie a rescatarme o en todo caso a elegirme, he sido juzgada, cuestionada y criticada por mis elecciones; una de ellas lo que amo “ser psicóloga”. Pero mi valor no dispone de qué tanto me esfuerce para ser merecedora de otros, ni de qué tan servicial tenga que ser, si para esas personas siempre voy a ser esa niña que no podía salir de aquel sabor a “vainilla”.

-No esperes a irte y encontrarte a ti en el proceso, sé que dolerá, habrá lágrimas, pero si al final del camino estás tú y quienes te aman con todas estas facetas, lo habrás hecho muy bien.

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