Por Monsetrrat García
En pasados días acompañé a mi papá a realizarse una tomografía en una clínica del IMSS, ha tenido algunos problemas de salud y los médicos están buscando las causas, antes acudió con médicos externos, su última opción fue el Seguro Social, no porque sean malos las y los médicos, sino porque existe deficiencia en la atención, un ejemplo es que las citas son agendadas de uno a dos meses entre una y otra, así como que no hay palabra de honor, pues es posible que el día que toque tu cita el médico no esté por mil razones; también está la parte de la fuerte demanda que pueda tener y por la que se puede ver rebasado el servicio, entre muchas otras deficiencias por las que recibir atención en el IMSS es un proceso sumamente burocrático, por el cual deben atravesar los y las pacientes de forma irremediable, aunque aclaro que puede tocarte un día bueno en el que todo fluya y reciban la mejor atención, pero son pocos esos benditos días.
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Lo lamentable, es que probablemente la mayoría de habitantes de este país debamos necesitar acudir por atención médica al IMSS en algún momento, como ha sido el caso de mi papá, quien durante toda su vida laboral no fue a consulta y ni siquiera tenía Cartilla Nacional de Salud, hace un par de años fue por primera vez a tramitarla, creo que sólo para hacerse un chequeo, pues por fortuna ha gozado de buena salud la mayor parte de su vida.
Antes de entrar a que le hicieran el estudio, el especialista nos informó sobre los riesgos y le pidió a mi papá que firmara una carta de consentimiento para actuar ante cualquier emergencia, la verdad, en el momento que habló sobre los riesgos, yo quise salir corriendo con mi papá, pero al preguntarle si quería proseguir, me dijo que claro, que a eso iba y que sería una historia más para contarle a sus nietos, al verlo tan seguro y echado para adelante, me dije a mí misma “mí misma, eres una cobarde”, luego bromeé con él diciéndole que sería como practicar algún deporte extremo, él continuó bromeando sobre la situación. Después de casi una hora, pasó a su estudio y, casi media hora después salió como si nada, todo bien, ahora a esperar los resultados, los cuales tendrá hasta mayo, pues es cuando le asignaron una nueva cita con el médico, mientras, seguirá cuidándose.
Este tipo de experiencias, es decir, ver a mis padres con padecimientos, ver que su cuerpo ya no responde igual, a pesar que en su mente aún se sienten como adolescentes, me hace reflexionar que, a pesar que yo los quiero seguir viendo como Superwoman y Superman, la realidad es otra, y es esa por la que todos debemos atravesar, por lo que no sólo como hijos e hijas, sino como seres humanos debemos ser empáticos y tratar de hacer que la vida de las y los adultos mayores sea más fácil (¿Eh, IMSS?) y disfrutable, porque para allá vamos todos.