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¿Qué pasa con normalizar las cosas?

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Por Alison García

Psicóloga Clínica

La palabra, aunque básica y siempre presente, es familiar y significativa en la sociedad moderna actual porque se construye como un proceso de adaptación o conformidad con ciertas características a medida que las personas piensan, hacer algo por formar parte de los otros que aceptaron establecer algo como “normal” (ya sea acción o creencia). La normalización es asumir que ya es parte de todos. La dificultad de normalizar cualquier cosa viene de lo que normalizamos y por qué lo hacemos.

Sinceramente, creo que la falsa normalización puede tener consecuencias contraproducentes generalizadas, porque asumir que el comportamiento de otra persona te obliga a seguir las reglas del juego de alguna manera solo te vuelve de mente estrecha a favor de mantener la idea de otros intacta por que fue aceptada y, en cierto sentido, perder tu autonomía, lo cual es similar a crear una dinámica diaria donde uno siempre falla en recibir información de manera objetiva por la dudas de ser firme en nuestra forma de pensar.

Como humanos, somos increíblemente adaptables, incluso en las circunstancias más extremas. En algunos casos esta adaptabilidad puede ser nuestra salvación, pero en otros puede hacernos sufrir innecesariamente por su facilidad. Entonces, si bien el masoquismo es una respuesta completamente anormal para un observador externo, es una respuesta normal a una situación que no debería sucederle a quienes la experimentan.

Cuando una situación se repite una y otra vez, se convierte en la única realidad para la persona que la vivió. Una persona que es constantemente abusada, manipulada o humillada puede terminar normalizando el comportamiento como parte de su vida y, por lo tanto, no hace nada para detenerlo.

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Como resultado, la adicción se pierde. Cuando vivimos una situación que nos causa dolor o daño, la primera reacción es entrar en pánico y pelear, pero si por alguna razón decidimos permanecer en la situación o sentimos que es necesario, un mecanismo psicológico puede activarse en nuestro inconsciente. Estamos “protegidos” de lo que nos sucede, pero elegimos no cambiarlo.

Mucho se ha dicho sobre cómo normalizar situaciones que son difíciles, desfavorables y difíciles de entender para nuestra mente y nuestras emociones. No es que algo sea “anormal”, simplemente no creo que sea práctico usar ese término cuando estamos tratando de mimar algo que sabemos que no nos queda bien, o que asumimos que les queda bien a otros.

Las cosas son lo que son, cómo aparecen y nuestra comprensión de ellas, y para llegar al concepto de “normal” uno debe entender el concepto de “anormal” y eso requiere ambos conceptos.

Pero normalizamos muchas situaciones que afectan nuestras emociones y dejan huella en nuestra psiquis para que no suframos. Aunque no nos demos cuenta de que, si no los tratamos, sufriremos más, lo hacemos como mecanismos de defensa contra el dolor.

Lo que normalizamos de cierta manera, aunque lo justifiquemos o lo disfracemos de “aceptable”, al final se refleja en todo; nuestras relaciones, nuestros proyectos, nuestra abundancia, nuestra escasez, nuestra sabiduría… en fin, en todo el desarrollo personal y sus diversas áreas.

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