Por Alison García
Psicóloga Clínica
Claro que mereces un adiós más amable, claro que mereces que te expliquen por qué deciden irse, o simplemente un cierre más empático; es necesario permitirnos vivir esa tristeza que traen consigo los finales y despedirnos de esa realidad que está por desaparecer de lo que sentíamos demasiado seguro. La mejor manera de hacerlo es recordar lo que sucedió, pero de esta manera hay que entender a qué será de una manera sana y no sana para quién se vea como prioridad, si no sana para uno mismo, cambiando la perspectiva de separación y así un adiós más amable.
Las cosas nuevas no tienen por qué asustarnos, si las vemos desde una mirada más simple. Esto significa que un desequilibrio inicial es normal, pero en un periodo de tiempo relativamente corto empezará a mostrar sus beneficios. Pasar de lo conocido a lo incierto siempre es una aventura que implica aprendizaje, sorpresa y, por supuesto, adaptación y en su mayoría nos causa conflicto. La mayoría de las veces, los cambios nos dan más de lo que nos quitan.
A veces nuestro apego al pasado, a determinadas personas y/o situaciones, nos mantiene arraigados en lugares menos fértiles o adecuados para nuestra evolución y crecimiento personal, lo que nos mantiene allí más tiempo del necesario y más de lo que lo habíamos pensado. Hagamos las paces con nuestro pasado inmediato y avancemos sin que lo vivido nos afecte ni invada nuestro presente.
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Escuchamos a otros hablar sobre los beneficios de mantener un círculo pequeño, que la calidad siempre es mejor que la cantidad. No tengo ninguna duda al respecto, sin embargo, me gustaría añadir que el ser parte de un círculo incluye respetar la privacidad del otro así dejes de formar parte de su vida. Esto significa que incluso si eres selectivo con tus circunstancias, es aconsejable mantener una buena dosis de precaución con tu vida personal porque sabes qué compartir y qué es mejor guardar para ti. Respetar tu privacidad significa no dejar entrar a nadie en tu vida, pero tampoco dejar salir demasiado de tu vida.
Todo final significa también un comienzo. Este comienzo debe convertirse en el foco de nuestra atención e interés. Debemos recordar que decir adiós es parte de una relación y aunque los caminos se separen, el amor seguirá ahí. La despedida puede ser triste, pero también puede ser esperanzadora porque el sentimiento de amor permanece en el corazón para siempre, pero eso no quiere decir que debes quedarte esperando. Si debemos despedirnos de un ser querido, debemos hacerlo con la máxima ternura y sinceridad, recordando los momentos felices que pasamos juntos, y dejándolo seguir así en la ecuación no incluya tu presencia.
Con el tiempo, comencé a comprender cosas que no entendía hace apenas unos años. Estoy aceptando y dejando que sucedan situaciones que antes quería controlar. Estoy progresando, pero también estoy aprendiendo a apreciar quién soy ahora. Estoy sanando las heridas que me han lastimado antes. Estoy buscando respuestas a todas mis preguntas que antes no tenía.
Ahí voy, aprendiendo y enseñándome a estar mejor conmigo.
